jueves, 30 de noviembre de 2017

JUGAR NOS HACE LIBRES.JUGUETES NO SEXISTAS

 

«No somos rosas ni azules, y nos gustan los camiones y las muñecas. No queremos elegir entre la pelota y la cocinita. Somos niñas y niños y queremos jugar a todo ».

Ahora que estamos a las puertas de Navidad, las familias tenemos una responsabilidad añadida a la hora de educar a nuestros hijos en el consumo responsable, en el respeto hacia los demás y en la no discriminación de ningún tipo. Y, sobre todo, tenemos la responsabilidad de darles la oportunidad de jugar libremente y no encasillarlos en unos roles determinados a través de los juguetes que les regalamos.
Sin embargo, la verdad es que no nos lo ponen nada fácil. La sociedad que nos rodea, los dibujos animados y especialmente la publicidad se empeña en predeterminar desde pequeños que las niñas deben jugar solo con muñecas y dedicarse a cuidarlas, a peinarlas y a maquillarlas, y que los niños, también ya desde bebés, tienen que aprender a ser superhéroes, a luchar y, además, les debe gustar la velocidad. El poder de la publicidad y los estereotipos de la sociedad son tan grandes que las familias que intentamos trabajar en la coeducación nos encontramos continuamente teniendo que explicar a nuestros hijos que no hay colores, ni juguetes ni comportamientos propios de niños o de niñas.
A medida que los niños crecen, la situación empeora. A las niñas se las empuja a hacerse adolescentes demasiado pronto con estereotipos de mujeres irreales, se las hace soñar a ser estrellas del pop, a ser las más bonitas y las más princesas. A los niños, en cambio, se les otorga el poder de la construcción, de la invención, pero también de la lucha y la velocidad, espacios donde no cabe el trabajo de las emociones.
 En el mundo de los juguetes, da la sensación de que la ficción (entiéndase ‘publicidad’) va por detrás de la realidad. Hay muchísimas mujeres doctoras, ingenieras, conductoras, arquitectas, deportistas de élite. Y también hay muchos hombres enfermeros, maestros, peluqueros, hombres que cuidan de sus hijos, que cocinan, limpian y a los que no les gusta perseguir una pelota. Pero resulta que, cuando miramos un catálogo de juguetes, el disfraz de enfermero/a siempre lo lleva una niña, y el de médico, un niño. Y el carrito de la limpieza y la plancha los usan las niñas, y las pelotas, los coches y las construcciones, los niños. Y lo cierto es que todavía hay madres y padres que se resisten a comprar un cochecito a su hijo (¡un cochecito!) porque es un juguete de “niña”, aunque ellos empujan cochecitos en la vida real.

Objetivos que la sociedad tiene que cumplir:

  1. Sensibilizar a madres, padres y educadores sobre la importancia que tiene el juguete para impulsar la igualdad de oportunidades y como medio de aprendizaje en valores igualitarios y cooperativos.
  2. Fomentar el uso de juguetes que no discriminen en función del sexo, sino que permitan el desarrollo integral de las niñas y niños.
  3. Potenciar la libre elección de juguetes, no inducida culturalmente en función de los estereotipos sexistas.

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